Feu Nouveau / Enrique Rosas

Con los Juegos Olímpicos de Paris 2024 como telón de fondo, la exposición FUEGO NUEVO resuena con el espíritu de renovación y unidad global de MÉXICO68, destacando la llama olímpica como un poderoso símbolo de transformación. Enrique Rosas busca expandir nuestra conciencia llevándonos a través de diferentes dimensiones. Este viaje amplía nuestra percepción, pasando de una visión simple a una más completa que une los opuestos, permitiéndonos alcanzar una comprensión integral que abarca los aspectos físicos, cognitivos, emocionales y espirituales de nuestra existencia.

Después de haberse presentado en la galería Le Laboratoire de la CDMX en diciembre pasado, la exposición FUEGO NUEVO es organizada bajo los auspicios de la Secretaria de Relaciones Exteriores de México, en colaboración con la Ruta de la Amistad 68, encargada desde 1994 de restaurar, preservar y difundir el legado del programa cultural de #MÉXICO68. Organizada por la curadora de arte Emanuela Inés Dunand y Luis Javier de la Torre, la exposición subraya que, 56 años después, el programa cultural MÉXICO68 continúa siendo una fuente de inspiración. Al establecer conexiones temporales, facilita una mejor comprensión de nuestro tiempo, yuxtaponiendo obras de arte contemporáneas con interpretaciones contemporáneas.

Enrique Rosas (México, 1972), quien estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha combinado desde el principio arquitectura, pintura y cine en un enfoque multidisciplinario. Su obra, que integra arte y nuevas tecnologías, aborda importantes preocupaciones sociales como el ataque a las libertades y la crisis de sentido.

En 1991, Enrique Rosas inició, casi inadvertidamente, una indagación arqueológica personal que lo condujo a los orígenes del cine y lo sumergió en los enigmas de la magia y el lenguaje. Su aventura comenzó con una entrada furtiva a la «Torre de los Vientos» de Gonzalo Fonseca, construida dentro del programa de las olimpiadas culturales de México 68, marcando el inicio de una travesía que ya abarca tres décadas. De eclipse a eclipse, el fuego sagrado ha sido su guía, hallando respuesta insospechada en la llama Olímpica de 1968 en México.

Este viaje es una expansión de la primera Olimpiada Cultural del mundo, gestada en un terreno primero olvidado, pero intrínsecamente fecundo. Tras su redescubrimiento, este espacio demanda una nueva interpretación a la luz de un mundo en crisis, agitado por voces dispares que, aunque parecieran inconexas, resonaron coordinadas desde focos críticos globales como París, Praga y México. Hoy, en 2024, ante una nueva crisis global, aquel 1968 revitaliza sus energías, reconectando México y París como hitos de una historia compartida que desafía el tiempo.

La propuesta Feu Nouveau está constituida por cuerpos de obra, desplegados de manera coherente en cada una de las habitaciones del Instituto Cultural de México en la Rue Vieille-du-Temple, en Paris, dentro del contexto de los Juegos Olímpicos de 2024.