Luis Felipe ortega
Luis Felipe Ortega
Sin título
(Geografías imaginarias, momento)
Tinta sobre papel
47 x 70 cm, 2010
(…) Toda fotografía es una alegoría de la verdad. En ella radica su eterno oscilar como “metáfora fundadora, no solo en tanto que metáfora fotológica –y a este respecto toda la historia de la filosofía sería una fotología, nombre que se le da a la historia o al tratado de la luz–, sino en tanto que metáfora: la metáfora en general, paso de un ente a otro, o de un significado a otro.
Sergio González Rodríguez
Contra la verdad de la fotografía, 2014
(…) En estas piezas de Luis Felipe hay una voluntad de oscurecer las imágenes por medio de la pintura. Y le pregunto si le parece que este impulso iconoclasta coincide de alguna forma con Malevitch y con el programa de laborar y deconstruir el propio mecanismo óptico y metafísico de alcanzar, atrapar, capturar la luz. A veces basta con dejar flotar la pregunta en el aire, sin apurar ni exigir ninguna respuesta… Porque de inmediato surge otra: ¿se trata de una intervención dentro de las lógicas de la pintura o del dibujo? – Las líneas de pintura acrílica que atraviesan las fotografías están más cerca del gesto del dibujante y en esto también hay una correspondencia con Malevitch cuando, re riéndose una vez más a sus cuadrados, señala: “esta es mi principal obra, ahora ya no con un pincel, sino con una pluma. El pincel no consigue tanto como el bolígrafo. El pincel es difuso y no alcanza los impulsos del cerebro, mientras que la pluma es más nítida”. Aunque en principio aquí parezca que se busca el ocultamiento de la imagen, lo que se persigue es una cierta nitidez. Ya que, al oscurecerla, contra la verdad del negro se perfila con mayor detalle el misterio de la visión y, en consecuencia, de la ceguera. La imagen se nos regresa como un gesto trazado por la mano del ciego derridiano.
María Virginia Jaua
Imagen de fondo en negro /
A la luz de una conversación, 2022
(…) Toda fotografía es una alegoría de la verdad. En ella radica su eterno oscilar como “metáfora fundadora, no solo en tanto que metáfora fotológica –y a este respecto toda la historia de la filosofía sería una fotología, nombre que se le da a la historia o al tratado de la luz–, sino en tanto que metáfora: la metáfora en general, paso de un ente a otro, o de un significado a otro.
Sergio González Rodríguez
Contra la verdad de la fotografía, 2014
(…) En estas piezas de Luis Felipe hay una voluntad de oscurecer las imágenes por medio de la pintura. Y le pregunto si le parece que este impulso iconoclasta coincide de alguna forma con Malevitch y con el programa de laborar y deconstruir el propio mecanismo óptico y metafísico de alcanzar, atrapar, capturar la luz. A veces basta con dejar flotar la pregunta en el aire, sin apurar ni exigir ninguna respuesta… Porque de inmediato surge otra: ¿se trata de una intervención dentro de las lógicas de la pintura o del dibujo? – Las líneas de pintura acrílica que atraviesan las fotografías están más cerca del gesto del dibujante y en esto también hay una correspondencia con Malevitch cuando, re riéndose una vez más a sus cuadrados, señala: “esta es mi principal obra, ahora ya no con un pincel, sino con una pluma. El pincel no consigue tanto como el bolígrafo. El pincel es difuso y no alcanza los impulsos del cerebro, mientras que la pluma es más nítida”. Aunque en principio aquí parezca que se busca el ocultamiento de la imagen, lo que se persigue es una cierta nitidez. Ya que, al oscurecerla, contra la verdad del negro se perfila con mayor detalle el misterio de la visión y, en consecuencia, de la ceguera. La imagen se nos regresa como un gesto trazado por la mano del ciego derridiano.
María Virginia Jaua
Imagen de fondo en negro /
A la luz de una conversación, 2022
Luis Felipe Ortega
Desayuno para Ailton Krenak
plomadas, hilo de acero, madera, figura de plástico y piedras de río
250x140x448 cm, 2022
“¿Qué es un horizonte? Es una línea que aparentemente separa el cielo y la tierra. Sin embargo ese límite es inestable porque depende del terreno y de la mirada de quien lo observa, haciendo que siempre tenga algo de relativo y de artificial. En ese sentido, el espacio que se genera a partir de esa ambigüedad es producto de una serie de relaciones y nunca es fijo sino más bien variable. A su vez, esas relaciones producen diferentes experiencias en los observadores porque lo que está en juego no sólo es su mirada sino su cuerpo, que es el que permite la relación. Ese espacio ambiguo e intersticial y la experiencia particular que produce es el que ha explorado Luis Felipe Ortega en los últimos quince años (…). A partir de relaciones entre paisajes, arquitecturas, objetos y cuerpos, pero también entre imágenes y volúmenes, marcados por la tradición del arte minimal y conceptual norteamericano y del movimiento neoconcreto brasileño, Ortega se ocupa de producir espacios liminares donde los materiales y técnicas de ejecución se vuelven fundamentales: tanto el tamaño de las piezas, así como sus materiales llevan consigo un trabajo específico que permiten una imaginación peculiar del tiempo invertido en su realización. De esta forma, los tiempos y espacios conviven de maneras singulares y sólo pueden ser percibidas estando allí, en el espacio de exhibición. Es por eso que la sencillez aparente de cada una de las obras es eso, pura apariencia: en la medida en que se ven con cuidado y que se transitan, van adquiriendo una dimensión diferente haciendo manifiestas la multitud de capas que las componen(…).
Daniel Montero
Luis Felipe Ortega
Larga noche en el presente
(43 ensayos en torno a los normalistas de Ayotzinapa desaparecidos el 26 de septiembre de 2014)
Grafito y lápiz pastel sobre lienzo, 70×40 cm/u, 2016
Doble exposición (expandida)
Acrílico sobre impresión offset.
40 imágenes 39,5×27,5 cm/u, 2012-2017
Luis Felipe Ortega
Sin titulo (Una posible coreografía para Camilo Sosa)
Tinta acrílica y óleo sobre lino , 20×28 cm, 2023
Luis Felipe Ortega
Consideraciones sobre el presente
Piedras volcánicas, cantera, piedras de río, libro y metal
162x30x20 cm, 2017
Luis Felipe Ortega
Doble exposición (expandida)
Acrílico sobre impresión offset
40 imágenes
39,5×27,5 cm / u, 2012-2017
Después de estudiar la obra de Perter Fischli & David Weiss, Luis Felipe Ortega intervino los pósters del dúo suizo durante una residencia artística en Brasil en 2012, momento en que profundizó en la investigación de artistas como Hélio Oiticica. La serie Flowers de Fischli & Weiss fue realizada 40 años después del lanzamiento del Manifiesto Neoconcreto, publicado en 1959 en el Jornal do Brasil, en Rio de Janeiro. Aunque el artista suizo Max Bill, fundador de la Escuela Superior de la Forma de Ulm, haya sido fundamental para el desarrollo de las vanguardias concretistas en el Brasil, el trabajo de Ortega se aleja completamente de una mera yuxtaposición del arte suizo con el brasileño. El trabajo de Fischli & Weiss está compuesto de dobles exposiciones de imágenes orgánicas de hongos, pétalos y hierbas, a éstas Ortega contrapone una categoría geométrica. No se trata solamente de producir imágenes a partir de algo que ya existe, sino de apropiarse de un trabajo habitándolo desde adentro. El procedimiento es el de la reordenación de tradiciones al punto de alejarse de cualquier distinción entre el original y el manipulado. La inserción de una trama de pequeños rectángulos sobre imágenes curvas, naturales y fluidas, realizada por Ortega, produce una tercera capa. Los pósters que ya poseían colores vibrantes, adquieren ahora un sentido diverso. Los rectángulos pasan a asemejarse a pixeles ampliados, como si ellos integrasen la propia estructura de las imágenes. El juego cromático propuesto por el artista ora intensifica ora apacigua los colores y los vínculos entre figura y fondo. Es sabido que toda figura solo es percibida en relación a un fondo, así como el sonido solo es escuchado porque hay un silencio. Pero en el trabajo de Ortega todo pasa como si ya no supiéramos lo que está detrás y lo que está en primer plano. Tal como fue explorado por los concretistas en Brasil, hay una reversibilidad entre figura y fondo.
La producción inicial de artistas de los grupos Ruptura y Frente, que lanzaron las bases del arte concreto en Brasil, está repleta de ejercicios que investigan las relaciones entre color, estructura y plano. Pero esa vertiente, especialmente en la obra de Oiticica, se despliega más allá de la pintura tradicional sometida al cuadrado y salta hacia el espacio tridimensional. El recorrido de Ortega es exactamente el opuesto. El artista se aventura por primera vez en el campo de la pintura después de una sólida experiencia de trabajos en el espacio tridimensional. Al intervenir las imágenes de Fischli & Weiss, él dialoga con la tradición concretista en Brasil disecando el espacio pictórico con líneas verticales, horizontales y planos de color. Ortega parte de la comprensión del espacio como elemento activo y no como una categoría racional, objetiva y estática. En ese sentido, el tiempo se infiltra en el espacio y provoca movimientos en toda la composición. La estructura de las imágenes es quebrada por la distribución asimétrica de los rectángulos. Con eso, el trabajo final posee musicalidad, con ritmos que varían desde la imagen de cada póster. Es como si la estructura pasase a bailar, adquiriendo así una dimensión temporal. Configurado como activo (y virtual en tanto duración), el tiempo no es concebido como elemento mecánico. No se trata de un tiempo objetivo y mensurable, entendido numéricamente por relaciones de adición, sino del tiempo vivido. Por lo tanto, los años que separan a Oiticica y Fischli & Weiss de la elaboración del trabajo de Ortega no representan dificultad alguna. Es como si el artista reencontrara una sincronía en relación a sus referencias. Internamente el tiempo de estos trabajos no puede ser medido; él es inmensurable, es pasaje constante. En ellos las formas y estructuras saturadas de color se funden de modo orgánico. Si la doble exposición de Fischli & Weiss ya presentaba una voluntad de integración de distintas imágenes, la operación de Luis Felipe Ortega supera definitivamente cualquier dualismo y reencuentra en sus referencias una unidad primordial e indivisible.
Caué Alves
Luis Felipe Ortega
Paisaje y geometría (para P.P.P)
Hilo de algodón, tezontle, cantera, grafito
40x7x2,20 m, 2017
