el hilo de las cosas | maría josé romero

Infarto
“Aunque esta herida duela como dos
aunque te busque y no te encuentre
y aunque la noche pase
y yo te tenga y no.”
(Extracto del Poema Corazón Coraza de Mario Benedetti)
Para entender que hay mundo dentro del mundo hace falta el coraje de atravesar la coraza que los separa, transitar de un extremo al otro para adentrarse en una anatomía secreta en la que se descubre la eterna danza de Eros y Tánatos, un ciclo perpetuo de encuentro y desencuentro. La efervescencia surge al ver que estamos en el reflejo de nuestra propia imagen, también somos el cosmos que se construye de venas, pulsos, ritmos, vida, muerte y renacimiento. Cuando dos se encuentran, dos cosmos colisionan, hacen un pacto. En un torbellino de fuerza animal se desnudan, se funden en un latido. La sangre fluye como lava entre las venas, roja, contenida, profunda, ardiendo llena de vida. Bailan, rozan, susurran, tocan; sucede un primer temblor. Pulsan en un solo ritmo, coinciden inexorablemente en un mismo latido. Sin ningún aviso la brocha negra de Tánatos pinta una línea negra y deja escurrir el silencio entre ellos, anula el acuerdo. Se alejan trágicamente en un arrebato, se dispersan a través de sus sueños, se separan. El pulso baja. Uno busca el latido del otro en el universo y en cada pulsación anuncia su deseo de encontrarlo, pero falla. Y a pesar de que el silencio se impone, encuentra su propio latido. Su corazón coraza. Pedazos esparcidos por el universo; latiendo, anunciando su vida, sus ganas de vivir, de vivir realmente. Retorna como un fénix, aunque en su corazón permanece una cicatriz, como la memoria de un tiempo.
Karen Huber y Francisco González
CDMX, 2022

Arteria
Técnica mixta sobre tela
140 x 140 cm, 2012
Doppler 2
Esmalte sobre tela
210 x 150 cm, 2010
Doppler 4
Esmalte sobre tela
210 x 150 cm, 2010
Doppler 5
Esmalte sobre tela
210 x 150 cm, 2010
Doppler 7
Esmalte sobre tela
210 x 150 cm, 2010
Infarto
Acrílico y carbón sobre tela
95 x 190 cm, 2012
Membrana
Técnica mixta sobre tela
150 x 135 cm, 2012
Roller Coaster Manhattan
Un día, María José Romero tomó una Ciudad por asalto. A prudente distancia, en Bushwick (área industrial semimuerta), cuando Manhattan miraba hacia otra parte, María José capturó la sombra de Nueva York. Otros dicen que lo que se llevó fue fragmentos de la silueta, pero no es así: hay en los dibujos que expuso adentro del espacio fabril, algo móvil: los dibujos sobre papel son también de aire, el aire oscuro, negro del hollín – la huella del movimiento mecánico.
Sobre el espacio donde María José guardaba (dibujaba) a su cautiva, Manhattan nos miró a la terraza. Estaba sin sombra, sin hollín, limpia como una niña salida del agua.
Carmen Boullosa
Nueva York, 2022
NYC Moonlight 1
Acrílico y carbón sobre papel
110 x 224 cm, 2014
NYC Moonlight 2
Acrílico y carbón sobre papel
110 x 224 cm, 2014
Roller Coaster Manhattan
Acrílico y carbón sobre papel
46 x 61 cm / u, tríptico, 2014
Germinal, Madrid
“Todo fluye”, Heráclito.
Germinal, germen, semilla, origen, embrión, en ciernes, primigenio, célula, todo ello aflora y se abarca en este atractivo conjunto de pequeñas, diminutas y delicadas piezas pictóricas de María José Romero (Ciudad de México, 1970), sutil y profundo es el tratamiento que ella brinda a la gran temática de las múltiples génesis que la naturaleza ofrece con amplitud, sin dejar a un lado desde luego a la naturaleza humana. El tema central de esta exposición es colocar en relieve a la suprema actividad de la naturaleza por recrearse y renovarse por medio de embriones que combinan dialécticamente tanto integración como desintegración, explosión e implosión. Llama la atención cómo esta veintena de obras de dimensiones minúsculas cercanas en promedio a los 15 x 60 cm fina y cuidadosamente trabajadas en acrílico con técnicas mixtas sobre madera, prácticamente acariciadas en su elaboración, den cabida a un universo pletórico de energía, a un campo infinito de fuerzas creativas y gestantes en continua reproducción de dimensiones intangibles. Las piezas invitan al observador a un diálogo íntimo, exclusivo, propio a interactuar y adentrarse en ellas, justo esa pequeña dimensión es la que las hace grandes. Como espectadores, las obras nos obligan a reducir nuestro cono de observación y acercarnos a ellas para crear un diálogo individual, generan una intriga magnética que nos conduce a una atmósfera casi metafísica de entrelazamientos de cuerpos vivos y energías atrayentes.
Lo anterior hace que sea un conjunto de obras de gran sensualidad, erotismo y candidez, muy característico de los gestos y trazos en el lenguaje visual y plástico expresado en las anteriores exposiciones y series de María José Romero, con la diferencia, en este caso, además del formato, de expresar en esencia un dinamismo perpetuo, un fluir permanente definido plásticamente por capas, veladuras, planos, membranas, pieles, gestos y profundidades que dejan entrever el misterio de los organismos vivos. Son paisajes o escenarios al interior de entes vitales que expresan un permanente fluir. Como si se tratase de una danza musical y sensual logran una grata experiencia estética que atiende y se dirige a territorios sensoriales y eróticos más que a los correspondientes a la razón.
Felipe Leal
CDMX, 2016
Germinal XIV
Técnica mixta sobre madera
10 x 15 cm, 2016
Germinal XV
Técnica mixta sobre madera
10 x 15 cm, 2016
Germinal XVI
Técnica mixta sobre madera
15 x 20 cm, 2016
Germinal XVII
Técnica mixta sobre madera
20 x 25 cm, 2016
Germinal XVIII
Técnica mixta sobre madera
25 x 20 cm, 2016

